BIENES DE INTERÉS CULTURAL (B.I.C)
Dentro de la legislación de Patrimonio cultural de Canarias, se contempla la posibilidad de declarar como bienes de interés cultural (B.I.C.), aquellos elementos “ que ostenten valores sobresalientes de carácter histórico, artístico, arquitectónico, arqueológico, etnográfico, bibliográfico, documental, lingüístico, paisajístico, industrial, científico o técnico o de cualquier otra naturaleza cultural, así como los que constituyan testimonios singulares de la cultura canaria”
Dentro del Patrimonio Cultural del municipio de Candelaria, es importante tener en cuenta en primer lugar, aquellos bienes del mismo que por sus características formales, valor histórico y artístico han sido considerados bienes de interés cultural de toda Canarias. Lo cual no implica que, por sus características históricas, culturales y artísticas, en el futuro no sean declarados nuevos bienes de interés cultural dentro del municipio.
En la actualidad, Candelaria cuenta con cuatro B.I.C.:
1. Pozo de la Virgen de Candelaria (1993).
2. Santuario de la Virgen de Candelaria y Convento y bienes muebles vinculados (2005).
3. El Camino de Candelaria (2008).
4. Las Pinturas de Manuel Martín González, ubicadas en la Basílica de Candelaria (2013).
POZO DE LA VIRGEN DE CANDELARIA.
Declaración: Orden de 2 de julio de 1993, de publicidad del Acuerdo de Gobierno de Canarias de 14 de agosto de 1990
Categoría: Monumento
Pozo de la Virgen. Vista de conjunto y detalle.
La historia de Candelaria está muy ligada al culto de su Patrona, la Virgen de La Candelaria. Según la leyenda, la Virgen apareció en las playas de Chimisay, en Güímar, hacía el año 1392, según la tradición . La encontraron unos pastores guanches y fue trasladada a la cueva del mencey Acaymo, siendo luego trasladada a la cueva de Achbinico, en Candelaria. A partir de la Conquista de Tenerife (1496), se inicia la celebración de la festividad de la Candelaria cada 2 de febrero (1497), durante la cual tiene lugar la procesión de la imagen por las calles de la localidad.
En el pasado, dicha procesión discurría por la playa, hasta llegar a la ermita de Santiago y el Pozo Santo, en el límite poblado del pueblo. Dicho pozo, era de agua dulce en la baja mar y salobre en la pleamar, siendo usado por los habitantes del lugar para abastecerse de agua dulce, en un lugar donde los recursos hídricos escaseaban.
Con el pasar de los siglos, sus aguas fueron ganando fama de milagrosas, ya que la Virgen de Candelaria llegaba en sus procesiones hasta este pozo, reflejándose la imagen de la misma en sus aguas. Hecho que seguía aconteciendo, milagrosamente, el resto del año, según la tradición de los creyentes que se acercaban al mismo. Además, el pozo se encontraba cercano al Camino Viejo de Candelaria, por lo que era usado como parada por parte de los peregrinos que acudían al santuario, para refrescarse y recuperar fuerzas antes de terminar su peregrinación.
Sus aguas eran consideradas milagrosas, teniendo cualidades sanadoras en virtud de la intervención de la Virgen de Candelaria, conseguida mediante la oración e intercesión ante la imagen de la Virgen situada en el propio pozo. Por todos estos motivos, con el paso de los siglos pasó a denominarse el “Pozo de la Virgen” o “Pocito Santo”, quedando indisolublemente unido a la peregrinación y culto a la Virgen de Candelaria.
En las cercanías se encontraban algunos charcos, también usados por los vecinos como lavaderos.
La rada costera en torno a la ermita de Santiago fue usada como lugar de llegada y salida para la navegación de cabotaje, especialmente entre Candelaria y Santa Cruz. Por ese motivo, tras la desaparición de la ermita se construyó una batería defensiva, conocida como batería de Santiago. En la orilla se varaban los barcos de los pescadores, concentrados en sus cercanías, donde se realizaban todo tipo de labores relacionadas con la pesca tradicional. La cueva del Talán, donde se venera a la Virgen del Carmen – patrona de los pescadores- era lugar de encuentro y tertulia de las gentes de la mar.
Muelle pesquero de Candelaria, en la actualidad.
Por todo lo anterior, toda esta zona de Candelaria pasó a conocerse como “El Pozo”. En la década de los setenta del siglo XX, se construyó un muelle pesquero.
El monumento en sí está formado por una cueva y un recinto exterior, de planta rectangular y muros almenados. En el pasado de mampostería y muros albeados en cal. A mitad del siglo XX, la cueva tenía en su interior un pozo de agua y sobre su pared una imagen de la Virgen de Candelaria junto a una representación de las siete islas Canarias.
SANTUARIO DE LA VIRGEN DE CANDELARIA Y CONVENTO Y BIENES MUEBLES VINCULADOS.
Declaración: Decreto 62/2005, de 19 de abril
Categoría: Monumento
Según la descripción de este monumento, que obra en su decreto de declaración, la basílica de Candelaria constituye un inmueble de dimensiones considerables con capacidad para 5.000 personas. Cuenta con dos torres en su fachada de 35 m de altura y una lateral de 45 m, con 8 huecos en su campanario y rematada con un balcón.
Santuario y convento dominico. Vista de conjunto.
Tiene dos puertas de acceso, la lateral abierta a la plaza y la principal al risco de la Magdalena, donde está emplazada la Fuente de los Peregrinos, obra de Alfredo Reyes Darias, que lleva en su frontis un gran mosaico que representa a la Candelaria en uno de sus milagros. Su borde la forman una sucesión de conchas de peregrino con 7 delfines que dan al estanque.

Fuente de los Peregrinos y detalle de uno de los delfines. Plaza de la Patrona de Canarias.
La fachada principal de piedra noble es flanqueada por pilastras de capitel dórico que sostienen un frontón partido. Sobresale su cuerpo central de forma triangular rematado en cruz latina. Entre las pilastras se encuentra un arco peraltado cuya clave está adornada por un medallón con un relieve vegetal en el centro, siguiéndole un rosetón en forma de conchas en relieve con una vidriera con un tema alusivo a la Virginidad de María. En la fachada lateral, que da a la Plaza, el paramento está recorrido por zócalos de piedra, dividido en tres secciones separada por pilastras del mismo material, rematados por pináculos pareados dobles y tres ventanas.
Fachada principal de la basílica.
Fachada lateral a la Plaza de la Patrona de Canarias.
Vista exterior del santuario. Detalle del campanario.
Su decoración interior es de orden dórico con una policromía simbólica que alude a los tonos de la vestimenta clásica de la Virgen. Su cimborrio es de gran amplitud y luminosidad, encontrándose representados los escudos de las siete islas. La techumbre imita al estilo mudéjar y muestra tales caracteres simbólicos en su policromía. Al fondo de la puerta principal se encuentra el altar mayor y el retablo de la patrona.
Vista de conjunto del interior de la basílica de Candelaria.
Techumbre imitando el estilo mudéjar.
En el interior, en un segundo vestíbulo realizado en 1974, se halla un pequeño museo con donaciones a la Virgen. Adornan sus paredes dos óleos de Dimas Coello y un Cristo de Ruano. En la nave lateral derecha se encuentra la Capilla del Santísimo, a la que se accede a través de una puerta con rejería torneada. Enmarcado por un arco de medio punto de piedras se expone uno de los murales del pintor cubano-gomero José Aguiar que representa la Última Cena.
Mural de la Última Cena. Capilla del Santísimo.
Las puertas del sagrario están flanqueadas por columnillas salomónicas pareadas. Las vidrieras laterales representan el encuentro de la Imagen con los pastores y la traída de ésta por el mencey. Son obra del pintor Carlos Chevilly. Superpuesto al dintel de la puerta un arco aperaltado alberga el mural del Hermano Pedro de Bethencourt, obra de Aguiar.
Mural de Pedro de Bethencourt. José Aguiar.
La nave izquierda se ve interrumpida casi a la altura del crucero por la puerta lateral del templo. Al principio se halla la puerta que da acceso al camarín de la Virgen. De forma idéntica a la Sacristía se coloca un ángel en el dintel y el mural del Padre Anchieta entre ambos arcos, obra también de Aguiar. Dos rampas de subida convergen para enlazar con un último tramo de escaleras. Al terminar éste se desemboca en un vestíbulo con otro mural de este pintor con el tema bíblico de la multiplicación de los panes y los peces en un recinto revestido de caoba en sus muros y en su artesonado.
En el altar mayor el ara es de mármol. En las paredes laterales se encuentra una estructura dispuesta en pisos sucesivos de puerta, ventanal y balconada de celosías. El retablo está enmarcado por un arco de medio punto de piedra que descansa en pilastras de capitel dórico. En su centro se encuentra el nicho de la Patrona ligeramente hundido en forma de arco de medio punto enmarcado por casetones de caoba, inserto en un segundo con columnas de fuste salomónico. El monumental mural del presbiterio que cubre el fondo de la Basílica es también de Aguiar. Presenta dos planos, uno terrestre y otro celestial, los dos con grandes figuras alegóricas y terrenales. El izquierdo muestra en su parte inferior a nueve dominicos y a su cabeza al obispo Pérez Cáceres. Lo corona como eje central el Espíritu Santo en forma de paloma, 19 figuras en actitud piadosa suplican su clemencia, entre las que se encuentran hombres, mujeres y niños. Sus murales muestran una estética propagandística de un simbolismo grandilocuente con ribetes expresionistas.
Mural del presbiterio. José Aguiar
Detalle del mural del presbiterio. José Aguiar.
Don Domingo Pérez Cáceres, obispo de la diócesis Nivariense y la comunidad de frailes dominicos,
impulsores de la construcción de la basílica. Detalle del mural del altar mayor. José Aguiar.
El fondo de las dos naves laterales está decorado con óleos del isorense Manuel Martín González, “Tierra de Chinguaro” y “Playa de Chimisay” que plasman el paisaje seco del sur de la isla con singular maestría.
En el exterior de la basílica se proyectó en 1958 por el ingeniero Juan de la Roche una amplia plaza explanada. Junto al mar las antiguas esculturas de los menceyes sobre plintos de basalto fueron sustituidas recientemente por otras más monumentales y realistas de José Abad.
Primer conjunto escultórico de los Menceyes Guanches. Juan de la Roche, 1959.
Conjunto escultórico de los Menceyes Guanches. José Abad, 1993.
Junto a la Basílica y hacia el mar se localiza el Convento dominico, restaurado hacia los años 60 del siglo XX en estilo neocanario y articulado en torno a un claustro de planta cuadrada. A él se abren las distintas dependencias conventuales (museo, salón de conferencias, librería, recibidor, salón de reuniones). En la planta alta se ubican las habitaciones de los religiosos, el oratorio, la biblioteca, cocina y comedor. Como elemento arquitectónico más destacado se cita la puerta lateral de piedra, de estructura adintelada, que descansa sobre medias columnas corintias.
Convento dominico de Candelaria. Fachada al mar.
Por último, la delimitación engloba la Iglesia de San Blas, de fachada arquitectónica sencilla, que se prolonga hacia el interior del acantilado costero a través de la Cueva de San Blas.
Paseo y ermita de san Blas. Al fondo, la cueva de los Camellos.
DELIMITACIÓN:
La delimitación propuesta para el Monumento se corresponde con un polígono irregular, cuyo vértice NE se genera por la intersección de la línea de la bajamar tendida con la prolongación de la calle Antón Guanche. Prosigue por esta vía hasta el vértice SO, que se genera por su intersección con una línea recta imaginaria paralela a la fachada principal de la Basílica y situada a 65 m de ésta. Continúa por esta línea hasta contactar con la isohipsa de los 25 m.s.n.m. Desde este punto avanza hacia el sur adaptándose a la margen oriental de una pista que se adosa al viejo muro del proyecto inacabado de basílica hasta alcanzar el punto con coordenadas U.T.M. (365.762; 3.136.668), desde donde avanza en línea recta hacia el este hasta el mar, englobando la Cueva de los Camellos.
La justificación de la delimitación propuesta radica en la necesidad de establecer un entorno de protección que acoja el Santuario de la Virgen de Candelaria, cuyas obras se iniciaron en 1949, a la vez que el convento dominico anexo. Dicho entorno incluye la totalidad de la Plaza de la Basílica, así como la playa, por constituir elementos indisociables de la Basílica, tanto arquitectónica como simbólicamente. Asimismo, acoge otros inmuebles de gran valor patrimonial que han estado vinculados al culto mariano y a la histórica peregrinación a la Villa. Es el caso del antiguo Ayuntamiento, originalmente la casa de peregrinos del Cabildo; o la Ermita de San Blas, en cuyo interior se localiza la Cueva de Achbinicó, a la que sería trasladada la imagen de la Virgen a mediados del siglo XV desde el Barranco de Chinguaro, a instancias del indígena converso Antón Guanche.
La singularidad e importancia de la calle San Blas dentro del culto mariano exigen, igualmente, su inclusión en el perímetro de protección, que se extiende hasta la Cueva de los Camellos. En este paseo litoral existieron casas de peregrinos y en su extremo estuvo ubicado el Castillo de San Pedro. Por último, la delimitación se extiende hasta el Risco de la Magdalena, como fondo escénico y ambiental de la Basílica, cuya protección persigue evitar la aparición de impactos que devalúen los valores patrimoniales de este gran centro religioso.
BIENES MUEBLES VINCULADOS:
– Nuestra Señora de Candelaria, escultura de vestir, talla policromada, año 1827, autor: Fernando Estévez. Ubicación hornacina en la Capilla Mayor.

Ntra. Sra. De Candelaria. Fernando Estévez, 1827.
– San Pedro Mártir, escultura de vestir, talla policromada atribuida a José Rodríguez de la Oliva, barroco, siglo XVIII. Ubicación: antesala del camerino de la Virgen.
– Santo Domingo, escultura de vestir, talla policromada atribuida a José Rodríguez de la Oliva, barroco, siglo XVIII. Ubicación: antesala del camerino de la Virgen.
Santo Domingo. José Rodríguez de la Oliva.
– Santa Catalina, escultura de vestir, talla policromada atribuida a José Rodríguez de la Oliva, barroco, siglo XVIII. Ubicación: antesala del camerino de la Virgen.
– Cristo de La Laguna, óleo sobre lienzo. Autor: Ruano, siglo XX. Ubicación: a los pies de la basílica, lado de la Epístola.
– Virgen de Candelaria, óleo sobre lienzo. Autor: Emilio Bordanova, siglo XIX. Ubicación: Sala de las Velas.
– Acaymo presenta la imagen de Candelaria al virrey de Tahoro, óleo sobre lienzo, siglo XVIII, escuela de Quintana. (Serie de los Milagros de la Virgen). Ubicación: Nave de la Epístola.
– Luis Melián, religioso de San Francisco, en la hora de su muerte, óleo sobre lienzo, siglo XVIII, escuela de Quintana. (Serie de los Milagros de la Virgen). Ubicación: Nave de la Epístola.
– Aparición de la Virgen a un personaje femenino (por identificar), óleo sobre lienzo, siglo XVIII, escuela de Quintana. (Serie de los Milagros de la Virgen). Ubicación: Nave de la Epístola.
– Don Juan Pancho, vecino de La Laguna, librado de la muerte por la Virgen, óleo sobre lienzo, siglo XVIII, escuela de Quintana. (Serie de los Milagros de la Virgen). Ubicación: Nave de la Epístola.
– Los guanches encuentran la Virgen de Candelaria, óleo sobre lienzo, siglo XVIII, escuela de Quintana. (Serie de los Milagros de la Virgen). Ubicación: Nave del Evangelio.
– La Virgen convierte a un moro, esclavo de Hernando de Calderón, óleo sobre lienzo, siglo XVIII, escuela de Quintana. (Serie de los Milagros de la Virgen). Ubicación: Nave del Evangelio.
– Virgen de Candelaria, óleo sobre lienzo, siglo XVII barroco, autor anónimo. (Esta imagen recibió culto durante dos años en sustitución de la escultura original, malograda en el temporal de 1826). Ubicación: Nave del Evangelio.
– La Virgen resucita al niño Juan De Custo, óleo sobre lienzo, siglo XVIII, escuela de Quintana. (Serie de los Milagros de la Virgen). Ubicación: Nave del Evangelio.
– Doña Luisa de Lugo, madre del Adelantado, recobra la salud, óleo sobre lienzo, siglo XVIII, escuela de Quintana. (Serie de los Milagros de la Virgen). Ubicación: Nave del Evangelio.
– Playas de Chimisay, óleo sobre lienzo. Autor: Manuel Martín González, siglo XX. Ubicación: a los pies de la basílica, Nave del Evangelio.
– Tierras de Chinguaro, óleo sobre lienzo. Autor: Manuel Martín González, siglo XX. Ubicación: a los pies de la basílica, Nave de la Epístola.
– Escena con el padre Anchieta, óleo sobre lienzo adosado a la pared. Autor José Aguiar García, siglo XX. Ubicación: Nave del Evangelio, entrada del camerino de la Virgen. (Propiedad del Cabildo Insular de Tenerife.)
Escena con el padre José de Anchieta. Mural de la nave del Evangelio. José Aguiar.
– Escena con el Hermano Pedro, óleo sobre lienzo adosado a la pared. Autor: José Aguiar García, siglo XX. Ubicación: nave de la Epístola, entrada a la sacristía. (Propiedad del Cabildo Insular.)
– Pinturas de la Capilla Mayor, óleo sobre lienzo adosadas a la pared. Autor: José Aguiar García, siglo XX. Ubicación: testero de la Capilla Mayor.
– Última cena, óleo sobre lienzo adosado a la pared. Autor: José Aguiar García y Waldo Aguiar, siglo XX. Ubicación: capilla de la Última Cena. (Propiedad del Cabildo Insular de Tenerife).
– Pila bautismal. Ubicación: capilla en la Nave del Evangelio.
– Multiplicación de los panes y los peces óleo sobre lienzo. Autor: José Aguiar García, siglo XX. Ubicación: capilla en la Nave del Evangelio. (Propiedad del Cabildo Insular de Tenerife).
– Santa Lucía aparecida, óleo sobre lienzo, siglo XVIII, autor anónimo. Ubicación: Museo del convento.
– Coronación de la Virgen, óleo sobre lienzo. Autor Emilio Bordanova, siglo XIX. Ubicación: Museo del convento.
– La huida a Egipto, óleo sobre lienzo, siglo XVIII, autor anónimo. Ubicación: Museo del convento.
– Santa Úrsula, óleo sobre lienzo, siglo XVIII, autor anónimo. Ubicación: Museo del convento.
– Virgen de Candelaria, óleo sobre lienzo, siglo XVIII, autor anónimo. Ubicación: Museo del convento.
CAMINO VIEJO DE CANDELARIA.
Declaración: Decreto 227/2008, de 25 de noviembre
Categoría: Sitio Histórico.
Peregrinos en el Camino Viejo de Candelaria.
Se conservan cinco tramos del camino tradicional, que nace en el final de la prolongación del Camino de San Francisco de Paula (que se dirige a La Laguna) y finaliza en el Camino de la Cruz Colorada (próximo a la carretera C-822). El primero de ellos nace en la calle El Convento (en la parte alta de El Tablero), dirigiéndose hacia el sur a través de los barrancos del Pino y de los Valentines, hasta enlazar con la carretera de La Esperanza hacia Machado. En este tramo el camino tiene una anchura entre 3 m y 1,5 m, salvo en un corto trecho en el que se ha reducido considerablemente tras la construcción de un antiguo canal. Con una longitud de 500 m, el firme mantiene interesantes tramos empedrados para salvar los sectores de mayor pendiente, así como un muro de piedra seca que lo delimita por su parte exterior.
El segundo tramo, de 200 m de longitud, cuenta en su primera mitad con roderas de cemento hasta el Barranquillo de las Agüitas, a partir del cual se ha conservado su morfología original, hasta la llamada Caldera de Lorenzo; desde donde se convierte en pista de tierra. Ésta discurre bajo la mal llamada Casa de Amaro Pargo y finaliza en la carretera de Machado a la Iglesia de El Rosario.
Tras un corto tramo asfaltado frente a ésta, el camino comienza a descender a modo de pista de tierra por la Cuesta de El Rosario, hasta alcanzar un recodo, en el que existe una casa tradicional transformada y una era en buen estado de conservación, en el lugar conocido como La Asomadita. A partir de este punto y en una longitud de algo más de 1 km, el camino vuelve a recuperar su factura tradicional: anchura variable de 3-1,5 m, tramos empedrados en buen estado, muros de piedra seca delimitadores de la vía e, incluso, la presencia de una estación de grabados rupestres con motivos barquiformes de adscripción cronológica imprecisa.
El trazado del camino discurre por las medianías de la isla, entre La Laguna y Candelaria.
El trazado se mantiene en torno a los 430 m.s.n.m., salvo en los vados de los barrancos, hasta conectar con el Barranco del Brujo y el Camino de los Pájaros en Barranco Hondo. Desde este punto y a lo largo de la travesía del barrio el camino desaparece, para reaparecer junto al campo de fútbol, quedando excluido de la delimitación.
Este cuarto tramo mantiene unas características muy similares al anterior y un buen estado general de conservación en su 1,5 km de longitud, salvo determinados trechos en los que el muro delimitador se ha desmoronado. A una veintena de metros al oeste del mismo y sobre una plancha de toba rojiza se localiza una estación de cazoletas y canales, parcialmente afectada por una vieja canalización, hoy en desuso. Se observan varios huecos -excavados artificialmente y de distintas dimensiones-, conectados entre sí mediante estrechos canalillos.
Más adelante aparece el viejo asentamiento de Pasacola, localizado en las proximidades de la antigua fuente de Chajarche. Conserva varias construcciones en bastante mal estado, una de las cuales cuenta con los restos de la cámara de un horno inserta en su pared norte, así como dependencias anejas, un horno exento, una era y varias cuevas naturales utilizadas como dependencias auxiliares, junto a corrales y construcciones menores.
Grupo de caminantes en las cercanías de Pasacola. Candelaria.
Todo este tramo discurre a una cota relativamente constante, entre los 410 y 440 m.s.n.m., si bien en su último tramo se convierte en pista de tierra y, desde un extraordinario mirador natural sobre el barrio de La Jiménez, pasa a pista asfaltada, que conduce a este enclave en lo alto de Igueste de Candelaria.
La morfología de La Jiménez se caracteriza por la adaptación de la edificación a la acusada pendiente del terreno, con casas de dos plantas que disponen de un pequeño balcón con escaleras desde el patio exterior. Esta planta solía utilizarse como granero.
Los vanos son reducidos y escasos y los materiales constructivos empleados en los paramentos son la tosca y el basalto. Entre el caserío discurren pequeños caminos, a veces empedrados, que facilitan el acceso a las casas.
Tras descender por este barrio, el camino vuelve a conservarse en su quinto tramo, que atraviesa el Barranco de Afirama y discurre frente a la gran Cueva de Añaco, citada por Juan de Bethencourt Alfonso como lugar de habitación aborigen, si bien en la actualidad carece de potencial arqueológico. Este tramo, de unos 300 m de longitud, mantiene algunos sectores de firme empedrado hasta conectar con el Camino Cruz Colorada, que enlaza con la carretera C-822.
En la cueva de Añaco, en Igueste, suele realizarse una parada en el camino de peregrinación.
El destino final del Camino Viejo es el santuario de la Virgen de Candelaria.
LAS PINTURAS DE MANUEL MARTÍN GONZÁLEZ, UBICADAS EN LA BASÍLICA DE CANDELARIA.
Declaración: Decreto 50/2013, de 9 de mayo
Categoría: Bien Mueble
DESCRIPCIÓN
Título:
Nº 1: «Tierras de Chinguaro», Nº 2: «Playas de Chimisay».

“Tierras de Chinguaro” y “Playas de Chimisay”. Manuel Martín González.
Las pinturas se encuentran expuestas a los pies de la nave del templo, siendo una expresión de la austeridad que caracteriza a esta zona sur de la isla definida por un paisaje y una vegetación determinada, donde abundan las características tabaibas.
La pintura nº 1 representa las tierras de Chinguaro y la nº 2 las playas de Chimisay, tal como se supone que las contemplaron los aborígenes cuando apareció la Virgen antes de la conquista del Archipiélago.
Manuel Martín González realizó estas magníficas obras por encargo del obispo D. Domingo Pérez Cáceres.
Técnica: Encáustica sobre lienzo.
Materia: Tela y Pintura.
Medidas: 4,60 x 2,30 metros cada una de las pinturas.