Candelaria conmemora 50 años de historia religiosa en Malpaís con emotiva ponencia del Cronista Oficial

Candelaria conmemora 50 años de historia religiosa en Malpaís con emotiva ponencia del Cronista Oficial

El pasado viernes, 13 de junio, Malpaís de Candelaria se vistió de gala, en el contexto de las fiestas en honor a San Antonio de Padua, para acoger un acto que profundizó en la rica historia religiosa de la zona. El Cronista Oficial de Candelaria, Octavio Rodríguez Delgado, ofreció la ponencia «Historia religiosa de Malpaís de Candelaria: de ermita a iglesia», con motivo del 50 aniversario de la misma. Posteriormente, la eucaristía fue oficiada por el cura párroco Fray Gregorio Ramos Domínguez y amenizada por la Agrupación Folklórica Los Brezos.

La alcaldesa de Candelaria, Mari Brito, quien asistió al acto, expresó su agradecimiento: «Ha sido una tarde maravillosa, cargada de historia y de un profundo sentir. Agradezco enormemente al Cronista Oficial, Octavio Rodríguez, por la impecable labor de investigación y divulgación que realiza, permitiéndonos reconectar con nuestras raíces y valorar el camino recorrido por nuestros antepasados. Y por supuesto, mi gratitud a la Comisión de Fiestas por su incansable trabajo en la organización de eventos tan significativos para nuestro pueblo.»

Durante su intervención, Octavio Rodríguez Delgado desgranó la evolución religiosa de Malpaís. Explicó cómo, desde 1533, los vecinos dependieron de la parroquia del Valle de Güímar, cuya sede original fue el santuario de la Virgen de Candelaria, trasladándose posteriormente a la cueva de San Blas y a la iglesia de Santa Ana. Aunque en 1630 la parroquia comarcal se movió a San Pedro de Güímar, la oposición vecinal llevó a la creación de una ayuda de parroquia en Santa Ana en 1643, obteniendo su total independencia en 1795. Los vecinos de Malpaís continuaron cumpliendo sus obligaciones parroquiales en Santa Ana hasta bien entrado el siglo XX. Muchos de ellos, desde el siglo XVI, pertenecieron a la Hermandad del Santísimo Sacramento de Santa Ana, e incluso ocuparon cargos directivos entre 1920 y 1960.

Sin embargo, a medida que Malpaís crecía, el deseo de una identidad religiosa propia se hizo más fuerte. Las primeras fiestas locales se celebraron en honor de San Juan Bautista y la Virgen Milagrosa. Hacia 1951, los dominicos y los vecinos de Malpaís adquirieron y adecuaron una antigua bodega, convirtiéndola en la ermita dedicada a San Antonio de Padua. Inicialmente, la ermita solo se abría para la festividad del Santo, cuya imagen era subida en procesión desde la iglesia de Santa Ana y regresaba a lomos de un camello, una tradición que marcó una época.

Este evento ha servido para recordar y celebrar la perseverancia y la fe de los vecinos de Malpaís, destacando la importancia de su patrimonio religioso y cultural en la historia de Candelaria.

Sofía Ramos G.
Author: Sofía Ramos G.