Este singular topónimo, hace referencia a su uso para albergar dichos animales, propiedad de emigrantes majoreros, gentilicio de los habitantes de Fuerteventura, que durante los años 40 se emplearon para ser alquilados en determinadas tareas agrícolas y también en las obras de construcción de la actual Basílica.
Situada al final del paseo de San Blas, fue usada temporalmente por los aborígenes. Se desconoce su nombre guanche, sin embargo, se denomina “de los camellos”. Popularmente se dice también que esta cueva fue usada por los peregrinos que venían en camello a ver a la Virgen.